Hace unos pocos días, paseando cerca del Estadio Santiago Bernabéu en una tarde de partido, vi a tres adolescentes, de buena presencia e indumentaria, sentados en el respaldo de un banco, con los pies en el asiento y comiendo pipas. Más bien dándose un atracón de pipas, a la vista de la importantísima cantidad de cáscaras que había en el suelo. A lo mejor habían leído que las pipas de girasol son cardiosaludables, aunque sin haberse enterado de que un consumo diario mayor de 50 gramos no es recomendable por su alto contenido en calorías.
Se me ocurrió decirles que donde apoyaban los pies se sentaba la gente y que si se estaban percatando de que tiraban las cáscaras al suelo. No me dijeron, ¡cállate abuelo! de milagro. Sin embargo me contestaron: “que lo limpien los del Ayuntamiento que pa’so están”. No me llegaron a decir que “p’so pagamos” porque me fui meditando y no les preste más atención.
Meditando en la educación que estamos dando a nuestros hijos, y a causa de qué hemos llegado a esta situación. Porque la situación de incivismo y la ausencia de lo que antiguamente se denominaba “urbanidad” está cada día más instaurada en nuestras ciudades.
Se ha puesto de moda, e incluso el Diario “El País” ha abierto en su red social un tema que se llama “suciedad en Madrid”, ciudad en la que vivo, el denunciar que la ciudad está cada día más sucia. Y se ilustra con fotos de colchones en la calle, de cartones al lado de contenedores que se ve que no rebosan –es decir, que ni siquiera se han intentado meter dentro los cartones-, de un auténtico vertedero de latas de cerveza y similares frente a un “grafiti”, etc. No es la primera vez que en los Distritos de Chamartín y Chamberí he visto WC viejos en la calle.
Tampoco sabemos a qué hora están hechas una gran parte de esas fotos. ¿Puede asegurarse que no están tomadas nada más depositar el colchón en la vía pública, que es donde a lo mejor piensa el que lo ha desechado que es realmente donde debe depositarse, no llamando al 010 para que lo recojan o llevándolo a un punto limpio? Ni tampoco que alguna foto no apunte a que el grafiti en muchas ocasiones llama a la falta de limpieza.
Creo que el sentido común, con independencia del civismo, debería obligarnos a doblar los cartones y meterlos en los contenedores. Por no decir que por el volumen de cartón parece más de comerciantes que de domicilios particulares.
Me he estado informando y en Madrid hay un sistema de recogida de cartones para los comerciantes. Hay recogida diaria –ahora parece que los domingos ya no-, y un servicio que casi ninguna ciudad tiene, el SELUR, el servicio urgente de limpieza que seguro que muchos de Vds. han visto en actos multitudinarios o en accidentes en la vía pública, con sus uniformes rojos.
A lo mejor me equivoco y lo que se plantea es que Ana Botella deba pedir a Gallardón que detraiga recursos de otras prestaciones ciudadanas, en esta época de crisis, y poner un empleado de limpieza, con sus correspondientes medios mecánicos en cada manzana, las 24 horas del día para sustituir la ausencia de civismo. ¿Estarán pensando en aquello de “en cada cuadra (manzana en muchos lugares de Latinoamérica) un Comité”?
Pemeches Juspi
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