martes, 3 de mayo de 2011

¿De verdad queremos ser iguales?

La práctica en España de lo “políticamente correcto” surgió desde la izquierda hace ya bastantes años, y así como a un conocido ex director de periódico le gustaba dar “patentes” de demócrata, él mismo y otros, con gran capacidad de influencia a través de los medios de comunicación, empezaron a divulgar lo que era “adecuado” o “inadecuado”. En otras palabras, el que no se aplicara a si mismo esos códigos de comportamiento en todas las facetas de la vida era considerado como un “retrógrado” o, lo que es peor, como alguien sin la suficiente sensibilidad con la mayoría de los componentes de la sociedad.

Esta filosofía ha llegado a tales extremos que estoy convencida de que la mayoría de los políticos que no quieren ser “suspendidos” por los medios de comunicación -es decir, ninguno-, están extremadamente pendientes de cumplir esas reglas.

Viene esto a colación porque estoy perpleja con el acto que ha montado la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Perpleja, y decepcionada. En el acto se trataba de presentar a “las mujeres de su candidatura”. Al más puro estilo Zapatero, que nos hace muy flaco favor, al “protegernos” mediante cuotas de participación en altos cargos, con lo cual si una mujer válida, alcanza uno de dichos puestos, siempre está la duda de si es porque lo vale o por la paridad que se han inventado. Claro que conozco a unas cuantas mujeres (y hombres), cuya moral les permite aceptar todo tipo de componendas, aprovechándose de cualquier beneficio que les caiga, merecido o no.

Yo tenía por cierto que si una mujer se lo propone, alcanza el puesto que coloca en su objetivo. Y muchas veces, decidimos, voluntariamente, nuestro orden de prioridades, que suele ser, en primer lugar los hijos y la familia. Y si es así, es una elección tan digna como cualquier otra. Porque sabemos que es muy difícil, por no decir casi imposible, estar en misa y repicando. Y tener que elegir continuamente es inherente a la vida misma.

Pues bien, yo tenía a esta persona por una de estas mujeres, luchadora y ganadora, en un mundo mayoritariamente masculino a ese nivel alcanzado por ella. Sin pararse a distinguir por sexos, ya que para el desempeño de un puesto de trabajo, no tiene sentido. Y, además, debería darnos igual que nos llamasen médico o médica, electricisto o electricista. Pero lo importante, si somos iguales, es que el puesto de trabajo se llamase igual. De hecho, sigo pensando que este acto ha sido un lapsus o que ha aceptado un consejo que no la pega nada.

Cuando, hace muchos años, estudiaba en la Facultad, había algún catedrático y profesor, que pensaba que las mujeres estábamos mejor en casa, y hasta alguno se lo dijo en voz alta a alguna alumna. Pero es que, hay días tontos…, y tontos todos los días. Y algunas de nosotras hemos ocupado el puesto que han dejado al jubilarse. ¡Y con que satisfacción!

No quiero dejar pasar esta oportunidad para decir que los periodistas tienen mucha culpa en estas lides, además de que fueron ellos los que, sino crearon al menos impulsaron la implantación de lo “políticamente correcto”. Ellos creen que nos salvan de muchas cosas al dar a conocer informaciones, pero nunca hacen autocrítica de las tontadas que ponen de moda. Así, cuando leo en los medios estos juegos de palabras, me revoluciono. Y me pregunto ¿por qué, en su mayoría dicen “la juez LeVert”, y cuando hablan de magistradas españolas “la jueza”?. ¿Por qué ellos no se llaman periodistos cuando son varones?

Cuando la gente, precisamente la que clama melodramáticamente que somos iguales, dice ciudadanos y ciudadanas están remarcando una diferencia que no viene a cuento, puesto que todos tenemos los mismos derechos y obligaciones, y con una palabra es suficiente. Puede ser interesante marcar la diferencia si voy a una discoteca, pretendo ligar o me voy a un viaje de placer. Todo lo demás, es perder el norte, y hasta la brújula.

Fidel Codex
fidel.codex@gmail.com


2 comentarios:

  1. Parece que la presidenta de la comunidad de Madrid ha querido adelantarse a Zapatero, que ha hecho hoy un acto similar y ha dicho "siempre que estamos en manos de una mujer podemos estar seguros". Le propongo que se vaya a León con su mujer ya mismo para estar seguro, y que el 22 de mayo Marcelino Iglesias ceda el testigo a Rudi y Barreda a Cospedal. Es más, deberían renunciar ya mismo a presentarse para que los aragoneses no malgasten dinero en promocionar lenguas que no les son propias y que tanto ellos como castellano manchegos estén más seguros dirigidos por una mujer.
    ¿Cuando algún politico en época electoral dejara de hacer demagogia con lo de la igualdad? Igualdad sí, pero mérito y capacidad unidas a la igualdad

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  2. A lo mejor, los políticos, de cualquier signo, creen que eso es lo que queremos las mujeres. Pero, yo me niego a competir, y a decir continuamente: "a pesar de lo difícil que lo tengo por ser mujer, soy mejor que ellos". Porque muchas veces se trata de eso. Y la discriminación positiva, a la larga, pasa factura.
    Beatriz G.

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