martes, 10 de mayo de 2011

Peatonalización: apuesta comercial vs apuesta residencial

Cuando hay elecciones inmediatas no es infrecuente que los medios de comunicación entrevisten a personajes más o menos conocidos o famosos para preguntarles diversas cuestiones sobre el tema. Algunas preguntas son francamente insustanciales cuando no estúpidas directamente y la respuesta casi siempre está relacionada con la inteligencia del personaje o con las ganas de hacerse notar, de dar un titular.

Uno de esos personajes entrevistados con motivo del 22-M es la cantante Alaska. A la pregunta de qué haría si fuera alcaldesa por un día contestó que despeatonalizar y que los que viven en el centro tienen que tener las mismas facilidades que cualquiera. Reconozco que es una respuesta que me ha hecho pensar.

Bien es verdad que la tendencia a peatonalizar el centro de las ciudades es, hoy por hoy, imparable y que todos los partidos políticos compiten por prometer más y más peatonalización, algunos sin más y otros, generalmente los de izquierda, acompañadas de tranvía. Luego ocurre lo que ha ocurrido recientemente en Sevilla, donde el tranvía de la zona peatonal ha atropellado a algún viandante.

La peatonalización de los centros históricos es una constante en casi todas las ciudades europeas importantes, sobre todo de las que disfrutan de una considerable afluencia turística. En España se introdujo de manera generalizada a partir de las primeras elecciones municipales democráticas en 1979 en ciudades generalmente gobernadas por la izquierda. Posteriormente se ha ido extendiendo con gobiernos de cualquier signo. Eso sí a las organizaciones ecologistas siempre les ha parecido escasa y han acusado al gobierno municipal de turno de falta de apoyo al medio ambiente.

Como resultado de ello en muchas ciudades tenemos un centro histórico pensado en los visitantes y turistas, en el comercio y en el ocio y, como es habitual en nuestro país, se ha dado la vuelta a la tortilla, como se dice coloquialmente, al sistema de movilidad imperante en nuestras ciudades hasta hace unos años. Es decir, vías preferentes para el tráfico rodado, anillos de circunvalación y aparcamientos subterráneos en los centros históricos.

Ahora lo que prima es lo contrario e incluso el PSOE propone la creación de Calles Mayores comerciales en cada distrito de Madrid como lugares de ocio, paseo, relación social. No dice nada de los que viven en esas calles. En el programa de Gallardón se prometen nuevas peatonalizaciones integrales y se explicita bastante más cómo se va a efectuar la convivencia entre el vehículo y el peatón.

El gran problema de estas políticas de peatonalización es que en España gran parte de los cascos históricos siguen estando habitados y, en buena parte, por personas mayores que han vivido allí toda su vida. Otros son personas jóvenes o, más bien, de mediana edad, con un poder adquisitivo importante y, en buena parte, con lo que se considera filosofía de vida ecológica. Y, el resto inmigrantes que ocupan infraviviendas verticales que siguen existiendo en todas las grandes ciudades, por más que en algunas como en Madrid se hayan desarrollado actuaciones de rehabilitación en la época inmediatamente anterior a la crisis económica actual.

Pero a mí, posiblemente porque voy cumpliendo años y porque tengo amistades y conocidos que viven en el casco histórico y algunos con edad provecta, me preocupa que estas políticas se fijen más en el “diploma de sostenibilidad” que les otorguen ciertos lobbies ecologistas y progresistas y su posterior refrendo en los medios de comunicación, que en las necesidades de los que viven en los centros históricos.

Como he dicho, muchas son personas mayores que van a seguir viviendo ahí el resto de su vida y que cada vez tendrán menos autonomía personal. Y el acceso a sus viviendas puede convertirse en un auténtico problema si se avanza en la peatonalización sin pensar en las necesidades de estos vecinos. Es cierto que hay calles en las que ya prácticamente no hay más actividad residencial que la de establecimientos hoteleros, pero no son la mayoría. En esas no solo no tengo nada que objetar a la peatonalización y al desarrollo de la actividad comercial y de ocio. Pero se debe tener mucho cuidado con la expulsión de los automóviles del resto de calles.

Lo que propone el programa de Gallardón me parece que puede estar pensando en este aspecto, y si no es así todavía está a tiempo –pocas dudas hay de que vaya a revalidar el mandato- de adaptar las distintas promesas de su programa en función de la tipología comercial/ocio y residencial. Para este caso los pavimentos de coexistencia son un mal menor siempre que el tipo de pavimento permita el desplazamiento sin problemas de personas mayores y discapacitados, aunque tienen el mismo riesgo que los de los tranvías que he citado antes. Sin embargo, apuesta personal es por la extensión de las áreas de prioridad residencial como en el barrio de Las Letras y en Embajadores. Es decir, que solo se permite el acceso de los vehículos de residentes en la zona. Roma fue pionera en estas políticas. Eso sí, garantizando los niveles de ruido y el acceso de vehículos de los residentes a todas horas, porque si no dejarían de ser de “prioridad residencial”.

Otro problema que le veo a la peatonalización extensiva es, la excesiva anchura de las aceras por el riesgo de la proliferación del fenómeno del botellón. Aceras anchas pero no todo acera en las zonas residenciales.

Y también queda por resolver en muchas de nuestras ciudades los problemas de acceso a las viviendas allá donde se ha llevado a cabo una peatonalización excesiva. El fomento de la bicicleta está muy bien pero muchas personas que viven en esos lugares están imposibilitadas para hacerlo y no se permite el acceso nada más que a vehículos de urgencia. Ya sé que el PSOE propone “Madrid locos por la bici” pero esas personas a las que me refiero estarían locos si pretendieran usar la bici; acabarían en urgencias. A ver si el gobierno de Zapatero al ver la propuesta de Lissavetzky deja de usar vehículos contaminantes y toma ejemplo de los del Ayuntamiento de Madrid, híbridos e híbridos enchufables en la actualidad. El PSOE apuesta por la bici como método de transporte alternativo, el papel lo aguanta todo. EL Partido Popular y Gallardón como complementario. La lógica centrista frente al slogan socialista.

Tal vez en cuanto empecemos a salir de la crisis habría que pensar en un medio de transferencia desde donde se permita el acceso de vehículos hasta las viviendas. ¿Acaso un sistema de carritos eléctricos como los del golf? No creo que sea descabellado cuando en muchas ciudades hay préstamo o alquiler de bicicletas. Es más creo que debería hacerse ya con una tarifa diferenciada según diversas circunstancias o mejor aún, como cortesía de los establecimientos comerciales a los residentes mayores en aquellas zonas comerciales peatonalizadas donde haya coexistencia residencial.

Considero que es el momento de hacer una apuesta por la utilización residencial de algunas zonas de los cascos históricos. Sin duda los que llevan toda la vida viviendo en ellos se merecen un trato prioritario sobre la utilización comercial y, en ese trato prioritario, es fundamental que puedan acceder sin problemas a sus viviendas, que no tengan contaminación acústica y que sus portales no se conviertan en mingitorios de fin de semana.

Juspi Pemeches
pemechesjuspi@gmail.com

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