martes, 22 de marzo de 2011

Agua para todos y a salvo de algunos políticos

Hoy se celebra el Día Mundial del Agua cuyo objetivo es centrar la atención internacional sobre el impacto del rápido crecimiento de la población urbana, la industrialización y la incertidumbre causada por el cambio climático, los conflictos y los desastres naturales sobre los sistemas urbanos de abastecimiento de agua.

Este día mundial podría considerarse uno más de los días mundiales que se celebran por causas muy importantes algunos y por otras mucho menos trascendentes, sin embargo al ser el agua un elemento imprescindible para la vida creo que debe considerarse entre los días trascendentes en ese calendario.

Esta es la primera vez –espero no equivocarme- que escribo sobre un día mundial y lo hago después de haber leído detenidamente cual es el objetivo del mismo y meditado sobre los casi ocho años que llevamos perdidos en España en el tema del agua. Si en otros muchos temas la solidaridad interregional en nuestro país ha ido disminuyendo progresivamente y algunas Comunidades Autónomas reclaman fundamentalmente derechos mientras que remarcan los deberes de las demás, en lo que se refiere al uso compartido del agua la situación es muy grave.

Es absolutamente cierto que ha habido regiones que han experimentado un desmesurado crecimiento urbanístico y absorbiendo una población estacional en época estival sin contar con infraestructuras adecuadas. Una de estas carencias es la del abastecimiento de agua potable, que no siendo la única es la única imprescindible. Y como alguna de esas regiones era gobernada por el Partido Popular lo primero que hizo Zapatero después de retirarnos de Irak fue modificar sustancialmente el Plan Hidrológico Nacional proyectado durante los gobiernos de Aznar.

Me pregunto si en Cataluña no hubiera gobernado el tripartito que hubiera realmente ocurrido, pero como eso constituiría una “retro hipótesis” voy a pasar de la misma. Ahora bien, el Partido Socialista también ha autorizado mastodónticas urbanizaciones en Comunidades Autónomas gobernadas por ellos sin contar con absolutamente ninguna infraestructura, en medio de la nada como se dice vulgarmente. Que le pregunten a Bono como se autorizó la urbanización de el Pocero en Seseña. Y que le inquieran al Canal de Isabel II cuando metros cúbicos le “distrajeron” para llenar el estanque central del Residencial Francisco Hernando. Claro que alguna política de izquierdas, señalando esa actuación urbanística en un debate televisivo la ubicó en la Comunidad de Madrid; ¿para criticar a Esperanza Aguirre, tal vez?

Pero no terminó todo con la derogación del trasvase de la cuenca excedentaria del Ebro, sino que se ha llevado a cabo una política de desaladoras cuyo consumo energético es elevadamente perjudicial para el medio ambiente y un derroche económico, casi inasumible, en épocas en que se reduce la velocidad en las autovías para reducir las necesidades de crudo.

No, no terminó con eso sino que, con los impulsos estatutarios de Zapatero iniciados con Cataluña y luego seguidos por otras Comunidades Autónomas, empezaron a “blindarse” las cuencas de los ríos como si la naturaleza en general y los ríos en particular entendieran de fronteras autonómicas. O a establecer normas para mantener en su región unas reservas hídricas que no se conseguirían ni en modelos matemáticos elaborados con software infectado por virus “ad hoc”. Eso sí, todo lo que pueda exceder de esa reserva asegurada se le puede transferir -¿cuándo?- a los demás pagando las correspondientes tasas. Más que la “España plural discutida y discutible” de nuestro presidente parece el guión de una película que hubiera podido idear Berlanga.

Menos mal que el Tribunal Constitucional por una vez (y esperemos que sirva de precedente) ha puesto los puntos sobre las ies en el tema de las competencias exclusivas sobre los ríos. Discrepo en muchas cosas con Guillermo Fernández Vara, que fue quién presentó el recurso de inconstitucionalidad, pero hay que reconocer que tiene un elevado sentido de España y, de vez en cuando, un cierto sentido crítico con las cosas que se han hecho en estos años y en las que él también ha participado. Su reciente conferencia en la Real Academia de Medicina y su discurso de inauguración del 16º Congreso Nacional de Hospitales en Cáceres en 2009 son dignos de lectura, en tanto que un presidente de Comunidad Autónoma ha reivindicado la necesidad del papel coordinador y de liderazgo del Estado en sanidad y en otros muchos campos.

Ahora bien, ¿va a servir de algo la celebración de este día mundial? ¿Qué programas electorales van a presentarnos los partidos para la mejor gestión y aprovechamiento del agua en nuestras ciudades? ¿Cuántas urbes cuentan con redes de agua reciclada para riegos y baldeos como dispone Madrid tras el impulso en este tema llevado a cabo por Gallardón y Ana Botella? El Partido Popular en su programa marco para el 22 de mayo promete elaborar un código técnico de urbanización sostenible que afecta a la gestión adecuada del agua, incluyendo la reducción de las pérdidas en las redes y fomentando el ahorro y la reutilización.

El PSOE hace hincapié en que el agua es un bien público y que hay que ahorrar y que no podrá hablarse de un precio razonable para el ciudadano mientras no se consigan unos umbrales razonables de eficiencia en la gestión y homogéneos entre las administraciones responsables. Pero no fijan cual es esa homogeneidad, así que largo me lo fían.

Una vez que hemos visto con motivo de la crisis que ya no somos ricos, ¿habría que seguir planteando la construcción de piscinas unifamiliares tal y como las conocemos? Ojo, no estoy diciendo que se prohíban, que si me lee alguien con responsabilidades en el gobierno de Zapatero me pueden coger la idea por su tendencia a la prohibición. Pero tal vez habría que implantar alguna tasa o impuesto y, en todo caso, un precio distinto para el llenado de las piletas que para el consumo habitual. Pero bien gestionado, no como en Atenas que existe y cuando el rescate financiero se vio que no lo paga nadie. En todo caso es una idea para reflexionar sobre ella. Como se ha hecho sobre el césped en muchos lugares y cada vez es más frecuente observar jardines con flora mediterránea en lugar de praderas de césped natural.

El agua potable salva más vidas que los antibióticos, mantengámosla a salvo de la insolidaridad y del daño que en España le han hecho algunos políticos jaleados por Zapatero.

Pemeches Juspi
pemechesjuspi@gmail.com

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