jueves, 31 de marzo de 2011

Hay que exigir a Zapatero que diga la verdad

Estamos asistiendo en los últimos días a un episodio que recuerda mucho a lo ocurrido al final del felipismo con el asunto de los GAL y el terrorismo de Estado. Me refiero, como es fácil de intuir, a la negociación con ETA impulsada por Zapatero y cuyas actas están siendo publicadas por algunos medios de comunicación.

Y digo que recuerda porque más de tres lustros después la figura del portavoz del gobierno coincide en la misma persona, que, al igual que entonces, intenta poner sordina y desprestigiar las acusaciones del adversario político y negar la credibilidad a dichas actas.

Vaya por delante que en estos temas el gobierno de turno debe tener siempre la máxima credibilidad y que la banda terrorista, por principio, no tiene fiabilidad alguna. Pero en el caso que nos ocupa resulta que esas actas no han sido filtradas por ETA sino que están incorporadas a un sumario judicial y que los intervinientes en las conversaciones no han negado –todavía- su contenido. Por tanto, y con todas las matizaciones derivadas de que son un acta de parte, y que no me consta que figure la aprobación de las mismas por los interlocutores en el primer punto del orden del día de la siguiente reunión, como es habitual en este tipo de documentos, hay que darles cierta credibilidad.

Bien es verdad, y eso hay que ponerlo en el haber del gobierno en general y de Rubalcaba en particular, que la policía ha seguido actuando y practicando múltiples detenciones y la banda está en una situación de extrema debilidad. Por tanto de máximo peligro a pesar del anuncio del alto el fuego, porque en ese tipo de situación vital es cuando mayor riesgo existe de actuaciones a la desesperada. Y también hay que reseñar que el Partido Popular a nivel de sus cauces institucionales –con independencia de opiniones individuales por muy prestigiosas y conocedoras del tema que son las personas que las expresan- ha hecho saber que no tiene motivos para pensar que se sigue negociando.

Lo cual no es óbice para que exprese, y todos los demócratas debieran hacerlo, que es indigna hasta la náusea la actuación de Zapatero impulsando las materias objeto de negociación durante el periodo de paz y la actitud, si es cierta, que reflejan esas actas, de acusar a los jueces de obstaculizar el “proceso de paz” o de que el objetivo final era que ETA pudiera defender su proyecto en igualdad de condiciones, ¿cómo si fuera un partido político más? ¿Hay que recordarle a Zapatero que muchos socialistas fueron asesinados por el solo hecho de serlo? Porque parece que para él las victimas fueran un grupo adlátere al Partido Popular.

Pero lo increíble es que a pesar de haber afirmado lo contrario se siguió negociando después del atentado de la T-4 e incluso lo comunicó expresamente a los ministros salvo al núcleo “duro” del gobierno. Y todo ello fue una decisión del propio Zapatero.

Entiendo que se le considere amortizado y que se busque la dimisión de Rubalcaba, pero Zapatero no puede ir de rositas en este asunto. No es suficiente con que se haya auto convencido de que no va a ser premio Nobel como su admirado Obama. La máxima responsabilidad es suya y solo suya y tiene que serle exigida.

Como hay que exigirle a Rubalcaba y al propio Zapatero –principalmente- el que conozcamos toda la verdad. Y que no se escuden en que la policía ha seguido actuando y deteniendo presuntos terroristas; eso es su obligación y si no hubiera sido así habrían incurrido en un delito de extrema gravedad. Mucho más grave que el producido en el bar Faisán. No es que no merezcamos un gobierno que mienta, es que exigimos que el gobierno cuente la verdad. Ante todo por las victimas del terrorismo.

Como decía al principio, y los que ya tenemos una edad y conservamos bastante memoria podemos atestiguarlo, las palabras y actitudes de Rubalcaba se parecen mucho a las de cuando se descubrieron los asesinatos de los GAL. La diferencia es que ahora no hay duda de que todo lo impulsó Zapatero, y a él hay que exigirle la máxima responsabilidad y que diga toda la verdad.

Pemeches Juspi
pemechesjuspi@gmail.com

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