jueves, 10 de marzo de 2011

Replantear las campañas electorales

Quedan menos de dos meses para el inicio de la campaña electoral de las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo y no sería malo que la sociedad española en general y los políticos en particular reflexionaran sobre cómo debe ser una campaña electoral en los tiempos actuales.

Afortunadamente para la estética y la imagen de las fachadas de nuestras ciudades han pasado casi completamente los tiempos de la pegada de carteles directamente sobre las paredes de edificios y se han suplido por MUPIs y OPIs, e incluso varios partidos han sustituido el inicio de las campañas con una pegada “electrónica” de carteles. Fruto de la evolución de los tiempos y de la riqueza de años anteriores donde no se reparaba en gastos.

En cualquier caso siempre ha sido muy difícil saber cuál es el coste real de las campañas electorales así como los criterios de riesgo que analizan las entidades bancarias y cajas de ahorro antes de otorgar los créditos a los partidos. Tampoco conocemos mucho de la morosidad en la devolución de los mismos y de tantas otras cosas. Lo que si sabemos, con absoluta seguridad, es que los gastos de las campañas no se cubren con las cuotas de los militantes, aunque también es cierto que muchos de ellos dedican un gran número de horas y considerables esfuerzos para colaborar en la organización y preparación de los actos de sus partidos. En otras palabras, que se hacen con dinero público que no es de nadie como decía la ex ministra de Cultura Carmen Calvo, sino que es nuestro.

Anteayer hemos conocido que el PSOE ha anulado un  macro acto  el 3 de abril -antes de la campaña-en la antigua plaza de toros de Vistalegre por su elevado coste. Este argumento me cuesta creerlo y –en esta ocasión- lo considero tan peregrino como si hubieran dicho que como no hay unanimidad en su España plural sobre las corridas de toros mejor no acudir a un lugar tan relacionado con las misma. Más bien ha sido fruto de que temían que muchos de los barones socialistas no acudieran a fotografiarse junto a Zapatero a fin de intentar salvar lo que puedan de sus muebles el 22 de mayo.

Ahora bien, hay que reconocer que José Blanco, listo donde los haya, ha encontrado un argumento solidario con la crisis. Esa que ha vuelto a decir ayer Zapatero que ya, que ya mismo empieza a recuperarse, que este mismo mes y que en cuanto se cree empleo la recuperación estará por encima de la media de la UE. El problema es que es justo al revés. Cuando empiece la recuperación y nuestro PIB crezca adecuadamente se creerá empleo. Pero habrá que estar atentos sobre todo a la próxima EPA. Se ha externalizado parte de su elaboración y ya veremos. En cualquier caso no se ha dado a conocer cuántos funcionarios menos hay en el Instituto Nacional de Estadística, porque cuesta entender, en caso contrario, esa “privatización” de la encuesta de población activa. Tiempo tendremos para evaluarla.

Decía que, con la excusa de la crisis, se ha suspendido el acto de Zapatero y se ha explicado que movilizar a 25.000 militantes cuesta una fortuna, añadido al alquiler de la sede, audiovisuales, montaje y demás cosas necesarias. Cosa que es absolutamente cierta y que además pone el dedo en la llaga en un aspecto que desde hace bastantes años es clave en los mítines electorales: solo van militantes movilizados por la organización convocante y con el único objetivo de mostrar durante el minuto de conexión con los informativos de televisión el respaldo popular al líder del partido.

En otras palabras, los mítines y actos electorales masivos no tienen hoy en día razón de ser, sobre todo en una época de crisis y con cuatro millones trescientos mil parados. Fundamentalmente porque su coste se cubre con dinero público y los que acuden ya están convencidos y para los que hay que convencer existen a disposición de todos otros métodos más actuales. Véanse los resultados de la movilización popular en los países árabes. Se ha hecho a través de internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías de la comunicación e información.

Por todo ello sería bueno que los partidos políticos replantearan la organización de ese tipo de actos y sin duda se ahorraría mucho dinero y, posiblemente, su mensaje llegara mejor y a más ciudadanos. Al igual que habría que replantear lo de los quince días de campaña (ha comenzado realmente ya hace tiempo) la no publicación de encuestas al final de la misma y la jornada de reflexión. ¿Tiene sentido en la era de internet la jornada de reflexión? Además el PSOE con la ayuda de alguna cadena de radio la rompió va a hacer la semana que viene siete años, no se tomaron medidas y encima ganaron las elecciones aprovechando las circunstancias. De alguna manera el juego sucio salió premiado.

Pemeches Juspi
pemechesjuspi@gmail.com

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