viernes, 11 de febrero de 2011

Acuerdo Social y Económico y hospitales público-privados

Desde hace algunos años y con la intención original de poder evitar los ratios de endeudamiento de las administraciones públicas se introdujeron en varios países europeos, empezando por Alemania y el Reino Unido, diversas fórmulas de “ingeniería contractual pública” para poder seguir construyendo infraestructuras cuando su capacidad de endeudamiento estaba limitada o imposibilitada por las normativas de estabilización presupuestaria. Así nacieron, p.ej., el peaje en la sombra para la construcción de carreteras o los PFI para las infraestructuras sanitarias, fundamentalmente hospitales.

Es ampliamente conocido que el extinto Insalud y demás administraciones públicas tardaba y tardan muchos años, en algunos casos más de diez, en construir un hospital de tamaño medio-grande y con un sobrecoste considerable sobre el presupuesto inicial. Luego, en más ocasiones de las deseables, el hospital se terminaba y podían fácilmente transcurrir dos años en poder ponerlo a disposición de los ciudadanos porque había que dotarlo, y, salvo una excepción conocida –el Son Llàtzer de Baleares y porque debido a motivos políticos se decidió abrirlo diez días antes de las transferencias sanitarias- se abría por partes, normalmente empezando por las consultas externas, luego diagnóstico por imagen, etc.

Sin embargo con los modelos CPP (colaboración público-privada) –en inglés PFI (private finance initiative)- se puede construir un hospital en unos dos años, totalmente dotado, y abrirlo en una sola fase. Esto se ha llevado a cabo en distintas comunidades autónomas en los últimos diez años coincidiendo –curiosamente- con etapas de bonanza económica.

Se han usado dos sistemas distintos, uno en el que la iniciativa privada construye y entrega el hospital a cambio de un canon anual y de asumir toda la parte no clínica del centro y otro distinto en el que la Administración hace una concesión administrativa y la iniciativa privada asume todo el funcionamiento del hospital mediante una asignación capitativa, que a veces incluye también la atención primaria.

Estos sistemas tienen claros efectos positivos, siendo el fundamental y ya reseñado la posibilidad de disponer de infraestructuras sanitaria en un corto periodo de tiempo y sin desembolsar inicialmente el coste de la misa, lo que puede facilitar el simultanear varias instalaciones, cuyo ejemplo más paradigmático ha sido la Comunidad de Madrid con la construcción de ocho nuevos hospitales, y el que se pueda gestionar el personal fuera de las rigideces del régimen funcionarial o estatutario. O no tener que incrementarse los recursos humanos de la Administración Pública en caso de haberse constituido una concesión administrativa.

Sin embargo no deja de tener sus sombras. Una de ellas que las concesiones se han hecho a un precio muy ajustado y durante un largo periodo de tiempo –en torno a 30 años- lo que puede ocasionar el problema de tener que rescatar la infraestructura, si las empresas empezaran a entrar en pérdidas y se declararan en concurso de acreedores o renunciaran a seguir con la inversión y hubiera que llegar al litigio judicial. Otro de los riesgos de este sistema es la construcción de hospitales u otras infraestructuras por motivos únicamente de oportunismo político sin la necesaria planificación o incluso sin estar plenamente justificados. En momentos de crisis hay que planificar muy bien para luego no tener que restringir prestaciones en algunos sitios agrupándolas en otros como ha anunciado el consejero de Sanidad de Cataluña que va a ocurrir en esa comunidad. Con el sistema PFI para la autoridad política que pone en marcha una nueva prestación sanitaria todo son ventajas, y los inconvenientes se dilatan en el tiempo y, si ocurren, lo más probable es que no tenga que asumirla esa autoridad si no otra, aunque pertenezca a su propio partido político.

Este tema de los hospitales según modelo PFI es uno de los argumentos preferidos por la FSM en general y por Tomás Gómez en particular para oponerse al Partido Popular en Madrid acusando a Esperanza Aguirre de haber privatizado la sanidad. Lo que se olvida Gómez es que el PSOE también lo aplica en sitios donde gobierna, como en Baleares y el Hospital Son Espases de Palma y el futuro de Ibiza. Pero ahora tengo una inmensa curiosidad por ver si Tomás Gómez vuelve a criticar a Esperanza Aguirre por la manera en que construye los nuevos hospitales, porque en la página 33 del llamado “Acuerdo Social y Económico para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones” se recoge, textualmente, “...impulsar alianzas (programas de financiación de la cooperación público-privada) en los sectores de la energía y la salud...”


Es decir, que otro argumento que el propio Zapatero quita a sus barones para hacer oposición al Partido Popular. No quiere esto decir que yo personalmente sea un defensor entusiasta del modelo PFI para hospitales. Considero que en tiempos de crisis como las actuales es la única posibilidad de dotar al Sistema Nacional de Salud de infraestructuras pero también que debe hacerse una evaluación profunda de las experiencias actuales, comparándolas con otras internacionales, y obtener datos suficientes para poder valorar los beneficios de este sistema.

Fidel Codex
fidel.codex@gmail.com

3 comentarios:

  1. Evaluar, tu lo dices en el último párrafo. Es necesario evaluar sin ningún prejuicio ideológico, y por supuesto no construir nada sin planificar. No es necesario un hospital en cada pueblo de 20.000 habitantes si el de al lado que tiene 50.000 ya tiene hospital, y está a 20 minutos en coche por poner un ejemplo. Otro riesgo que no señalas expresamente es que se construyan hospitales innecesarios por presiones de empresas constructoras o de servicios sanitarios.
    Y ¿que hace ZP firmando esa cláusula sobre el sector salud? Si no tiene más competencias de construcción de infraestructuras sanitarias que en Ceuta y Melilla; ¿o es que va a hacer otro en cada ciudad para atender a los súdbitos de Mohamed a cambio de cualquier cosa.

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  2. Perdón, en el comentario anterior se me ha olvidado añadir en el ejemplo del hospital del pueblo de 50.000 habitantes "y que tiene una ocupación del 65% y solo trabaja por las mañanas más las urgencias el resto del día". También pasé por alto felicitarte por tu buen análisis. Sigue así

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  3. Lo describes muy bien, Anónimo. Creo que hemos sido los clásicos "nuevos ricos", extravagantes a más no poder, con el beneplácito de una población que es colaborador necesario en tales desmanes. Ahora no nos queda otra que diferenciar lo necesario de lo superflúo. Y ya era hora.

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