lunes, 24 de enero de 2011

Médico-paciente vs paciente-médico

Como consecuencia de un interesante debate entre Enrique Gavilán y Fidel Codex acerca del post de Fidel sobre la atención a pacientes crónicos he reflexionado sobre la relación médico-paciente y su papel actual en la asistencia sanitaria, y se me ha ocurrido plasmar aquí algunos apuntes sobre este tema.

Hace unos día he terminado la lectura de un interesante libro de los norteamericanos John E. Castaldo y Lawrence P. Levitt, neurólogos ambos, titulado “El hombre con el tatuaje de hierro. Los médicos aprenden de sus pacientes”*. Es un libro del tipo de los que muchos consideran, y no sin falta de razón, literatura de aeropuerto. Está escrito con mentalidad y con ejemplos norteamericanos que tienen poco que ver con nosotros en la actualidad pero que una vez leído deja un agradable poso y facilita la reflexión sobre la relación médico-paciente. Y sin duda, a médicos de mi edad que lo lean les traerá muchos recuerdos de otras épocas, sobre todo si tuvieron la oportunidad de haber vivido de espectador el ejercicio de la medicina en su entorno próximo.

Una de las mayores lecciones sobre cómo llevar a cabo ese ejercicio la aprendí en el funeral de mi padre, donde tantos pacientes asistieron, máxime cuando en mi época de estudiante de medicina discutía con él porque no podía entender la “complicidad” que tenían sus pacientes con su médico, y le comentaba que no  concebía que le llamaran a cualquier hora o él mismo les llamaba para preguntar la evolución. Formándome, como estaba entonces, en el mundo del hospitalocentrismo, en que lo que más importaba el proceso patológico que el paciente, esa actitud de mi padre me llegaba a impacientar e incluso le decía, que les mandara a urgencias que allí había de todo. Afortunadamente, mi pensamiento con el comienzo del ejercicio profesional fuera de Madrid cambió, a lo que no fue ajeno la necesidad de tener que adoptar el papel de paciente en más de una ocasión.

Volviendo al debate con el que comenzaba este post creo que los dos tienen su parte de razón. Entiendo a Enrique Gavilán su postura que sin duda está condicionada por donde ejerce igual que la de Fidel por la misma razón, pero la realidad generalizada es que hoy no hay tiempo para mucho más que atender el problema biomédico, pero eso sí, las habilidades comunicativas del médico deben detectar ese problema que tiene, además o es la causa sin más, del paciente que acude a la consulta. Su detección conducirá a dirigir al paciente al lugar adecuado para resolverlo, que en muchos casos será la Unidad de Trabajo Social correspondiente. Si se puede hacer esto, se podrán dar los “estatinazos” de los que se habla en el citado debate porque mejorarán las posibilidades del paciente de alimentarse mejor, con los programas de comida a domicilio puestos en marcha en Madrid por Ana Botella cuando fue concejala de servicios sociales, y que ya existen en varias ciudades españolas (es la "Meal on Wheals" que nació en instituciones de caridad en USA). Así, los servicios sociales atenderán ese problema y el médico tendrá más tiempo para dedicarse a prevenir y tratar la enfermedad.

El andamiaje legislativo para avanzar en ello ya existe. Siendo ministra de Sanidad y Consumo Ana Pastor se aprobó, por unanimidad, la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS), donde se recoge la evaluación de esas habilidades comunicativas para poder acceder a la formación MIR. En cuanto se lleve a cabo, como tantas cosas de esa Ley que no se ha desarrollado en los años del gobierno de Zapatero, sin duda las cosas mejorarán. Y la Ley de Cohesión y Calidad del SNS, también impulsada por  Pastor, recogió, por primera vez, el derecho a las prestaciones sociosanitarias, sin olvidar la actual ley de Dependencia.

No soy capaz de resistirme a  transcribir algún párrafo del libro que he citado: “...me ayudó a comprender que había otras cosas intangibles, como el respeto, escuchar con atención, y sensibilidad lo que dice un paciente....” “....creo que pocos pacientes se dan cuenta de que los puentes de confianza que se construyen entre el médico y el paciente van en las dos direcciones...” (Dr. Levitt)

Sigo transcribiendo: “Actualmente es común hablar de la importancia de la relación médico-paciente. Normalmente esta relación se centra en el esfuerzo tanto del médico como del paciente para comunicarse clara y honestamente. Pero, de vez en cuando, en el transcurso del trabajo conjunto, brota algo más entre un médico y un paciente, algo más profundo, algo que se acerca a la comunión entre dos personas. En aquel momento no lo sabíamos, pero Irene y yo nos ofrecimos el regalo de la fe cuando ambos más lo necesitábamos. Su confianza firme y tranquila en mí durante su gravísima crisis me proporcionó el coraje que necesitaba para seguir adelante con un tratamiento de riesgo extremadamente elevado. Por mi parte yo le ofrecí a Irene mi propia fe profunda de que se recuperaría totalmente en un momento en el que estaba ahogándose entre dudas y desánimo” “...Mientras trataba a Irene y la iba conociendo, nos ofrecimos el uno al otro ese tipo de fe que da un alentador empujón espiritual de fortaleza y salud.” (Dr. Castaldo).

Ahora bien, para poder conseguir recuperar una relación médico-paciente o paciente-médico como las reseñadas hay que reformar muchas cosas, alguna de las cuales ya han sido señaladas en este blog con respecto a la atención primaria. Y que ningún médico hospitalario piense que los hospitales son perfectos y que lo que ellos hacen da siete vueltas a los de primaria, porque se equivocan totalmente, y es un debate en el que no voy a entrar.

Pemeches Juspi
pemechesjuspi@gmail.com

*Plataforma Editorial
Octubre 2009
ISBN: 978-84-96981-61-4

2 comentarios:

  1. Pemechesjuspi, hablando de reformar, te voy a comentar lo que me da vueltas en la cabeza desde hace tiempo.Las personas nacen con una mezcla de habilidades, entre ellas, las sociales. Luego escogen la profesión u oficio que desean o que no les queda más remedio. Algunas son médicos y otras se hacen médicos, que no es lo mismo. Lós médicos pueden ser inteligentes (inteligencia entendida tradicionalmente), estudiosos, y algunos tienen, de forma natural,dotes comunicativas y otros, altos niveles de inteligencia emocional (es decir, tieenen la empatía suficiente para que su interlocutor se sienta comprendido, porque es capaz de demostrarle que se puede poner en su lugar). Todavía están discutiendo los expertos si estas habiladades se pueden adquirir o únicamente mejorar. En la Facultad, se suelen encargar de los conocimientos científicos, aunque en parte de la carrera, se hacen prácticas, también encaminadas a prácticas científicas, pero te adjudican un profesional, al que "te pegas" e intentas ver cómo se pone en practica lo que lees en los libros. Se necesitan años en ese proceso de aprendizaje, y mientras tanto, los conocimientos científicos, van cambiando, desde cosas que tienen otra causa u otro tratamiento u otra clasificación. Todo ello me lleva a la bonita frase de FORMACION CONTINUADA, que veo continuamente en todo plan sanitario que se precie, tanto de primaria como especializada. ¿se referirá a lo que estudio cada día? ¿ a las sesiones semanales que voluntariamente programa cada servicio o centro de salud?(cuando la presión asistencial se lo permite, que ultimamente está en límites estratosféricos). Me temo, que políticamente se refiere a los cursitos, charlas o como quieran que los llamen, que programan para cubrir el expediente, que cren que se corresponde con la frase de FORMACION CONTINUADA. Creo que entre todos los profesionales (médicos y enfermeras unidos por primera vez después de muchos años de separatismo absurdo) podemos presionar para que esa frase tenga un contenido adecuado al enunciado. No dejemos nuestro trabajo y responsabilidad SOLO en manos de los políticos. Tenemos mucho que decir, creo yo.

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  2. En mi opinión tus dudas están injustificadas, porque solo hay una respuesta:cursitos, charlas, etc. Hace años se hizo una encomienda de gestión de la formación continuada hacia colegios profesionales y sociedades científicas y todos querían participar. Y de los sindicatos que decirte. Se mueven muchos intereses y hay mucho dinero de por medio en eso de los cursitos. Y luego otra pregunta, ¿por qué la industria farmacéutica y de productos sanitarios tienen que asumir parte de esa "formación continuada"? ¿Cuando se va a hacer un estudio serio de costes y ver si a la Administración le interesa más asumirla ella? Porque esa industria carga los costes de la misma en el precio de los productos y como la Administración no cumple la ley y no paga en el tiempo estipulado, además de reclamar luego los intereses de demora ya se encarga la industria de poner precios de acuerdo a las expectativas de tiempo de demora para cobrarlo; es decir, pagamos (todos los contribuyentes) un "pseudoanatocismo". Claro que tenemos mucho que decir.

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