miércoles, 3 de noviembre de 2010

La tecnología no puede sustituir a la Guardia Civil de Tráfico

“Muy trágico” ha sido el calificativo que ha empleado la DGT al referirse a la siniestralidad en carretera del pasado puente de Todos los Santos. En el mes de octubre se ha roto la racha de disminución mensual del número de fallecidos en accidente de circulación, y ha habido 21 muertos más que en septiembre, aunque es de justicia señalar que ha habido dos puentes, el del Pilar y el de Todos los Santos.
¿Son responsables los conductores de este incremento de la mortalidad, o lo es la Dirección General de Tráfico?
No, no se trata de buscar culpables, aunque es evidente que hay conductores que no respetan las normas de tráfico y para poner remedio a ese tipo de incivismo es preciso que la educación vial comience en la familia y continúe en la escuela.
En los últimos años, en época de bonanza económica, se han cableado con fibra óptica nuestras autovías, se han llenado de radares y se gestionan las multas en tiempo real en el flamante centro de gestión ubicado en León. En su momento parece que un alto cargo de la Dirección General de Tráfico, opinó que un radar hacía la misma labor que diez guardias civiles, y en la práctica no solo fue una opinión, sino que se ha sustituido la presencia efectiva de muchos agentes de la Agrupación de Tráfico por radares.
Sin embargo, resulta que estos aparatos tienen una ubicación conocida, el mercado de avisadores de radar ha sido muy boyante y los conductores incívicos han aprendido a comportarse donde se les podía detectar, y en los restantes tramos a campar por sus respetos, porque saben que es muy poco probable que la conducción negligente o peligrosa sea detectada.
Porque la realidad es que cada vez es más difícil de detectar a la Guardia Civil de Tráfico. Con frecuencia hago viajes de 500 km. pasando por cuatro Comunidades Autónomas y he llegado a contabilizar 8 trayectos seguidos sin ver a un solo agente de la Benemérita. Y además, todos hemos podido leer en la prensa las normas de ahorro impuestas a la Guardia Civil de Tráfico, entre las que en alguna Comunidad Autónoma se ha incluido la prohibición de usar motos, y radares móviles para disminuir el consumo de combustible.
Todos los que tenemos una cierta edad sabíamos que en la carretera nos íbamos a encontrar en un viaje de duración media a más de una pareja con uniforme verde. Que en caso de problemas nos iban a ayudar, haciendo honor a lo de Benemérito Cuerpo, pero que si cometíamos alguna infracción, iban a sancionarnos y eso nos hacia ser más prudentes y cumplidores del código de la circulación.
Creo que nuestras autoridades deben recapacitar y, con independencia de aumentar y perfeccionar la tecnología, tienen que considerar la necesidad de devolver a la Guardia Civil a nuestras carreteras de manera reglada y continua. Un agente de la Agrupación de Tráfico vale por más de diez radares y cámaras y cuesta mucho menos que una vida humana perdida en la carretera, por no hablar de los costes de la asistencia sanitaria a heridos en nuestra red vial.
Y por supuesto, hay que replantearse la paralización por parte del Ministerio de Fomento y de las Comunidades Autónomas de muchas obras ya empezadas, y que son un peligro añadido a la falta de mantenimiento de un importantísimo número de kilómetros de nuestras autovías y autopistas, incluidas algunas de peaje.
Pemeches Juspi
juspipemeches@gmail.com

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