En estas últimas semanas están proliferando reuniones sobre la sanidad en España convocadas por entidades, consultoras y fundaciones de todo tipo, al tiempo que la sanidad privada está ejerciendo, legítimamente, un creciente papel de “lobby” sobre lo bueno que sería para el Servicio Nacional de Salud que se la considerara un proveedor más de servicios sanitarios en igualdad de concurrencia con los centros públicos, de manera parecida a lo que son los colegios concertados. Ya incidiré otro día en esto, pero lo que hay que dejar claro es que en los colegios concertados los profesores no trabajan también en el instituto o colegio público del barrio, y en buena parte de los centros privados los médicos trabajan también en el SNS
Al hilo de lo que acabo de exponer me he propuesto escribir algún que otro comentario en el blog sobre la imprescindible e inaplazable reforma de lo que, en mi opinión, constituye un orgullo para todo español y que ha sido fruto del esfuerzo de varias generaciones, nuestro Sistema Nacional de Salud.
Estamos en un momento de crisis económica importantísima y el gasto sanitario constituye el 8,4% del PIB, siendo su componente público algo mayor del 6%.
La esperanza de vida, consecuencia muy directa de la sanidad que tenemos, sigue aumentando y la población y las perspectivas de crecimiento del número de personas mayores de 65 años, que son las que más recursos sanitarios consumen, son las de duplicarse en tres décadas y existen varios estudios que indican que en diez años se duplicará el gasto sanitario.
Se calcula que el déficit actual del Sistema Nacional de Salud ronda los 12.000 millones de euros, y hay Comunidades Autónomas donde el periodo medio de pago a proveedores es de más de 600 días. Cuando se hicieron las transferencias sanitarias en 2001, en las diez Comunidades Autónomas que gestionaba el INSALUD, el pago se hacía en una media en torno a los 80 días.
Con las transferencias todos los gobiernos regionales que las asumieron iniciaron una importante carrera para diferenciarse de las demás y de lo que había sido la gestión centralizada por el Estado y se incrementaron de manera muy importante los recursos tanto materiales como humanos, así como los salarios de los profesionales. Aunque a pesar de ello los médicos siguen cobrando menos que la media de sus homólogos europeos. Y de paso se ha instaurado una importante descoordinación en el SNS, que pone en riesgo la equidad.
La población ha aumentado también más del 15%, y la demanda de servicios sanitarios también, aunque los estudios al respecto indican que los inmigrantes no consumen más sanidad que los españoles, probablemente porque son jóvenes y sanos en un porcentaje muy elevado.
Todas esas reuniones que se están celebrando terminan expresando la necesidad de hacer sostenible al SNS, lo que dicho en lenguaje de toda la vida significa que hay que gestionarlo mejor.
Continuaré reflexionando sobre estos temas, y abordaré también lo que es la “bicha” del SNS, el copago. Asunto peliagudo de máxima actualidad y sobre el que deben tomarse decisiones antes de que nos las impongan desde fuera. Y decisiones no estéticas, como la de alguna de las ministras de Zapatero que han decidido cambiar el color de las carpetas donde se archivan documentos oficiales por otras de color morado, el de la igualdad. Por cierto ese cambio no es gratis desde el punto de vista económico, habría que ver cuál es la deuda de los ministerios donde se ha decidido cambiar el color de las carpetas; si al menos sirviera para cambiar el funcionamiento de los mismos...
Pemeches Juspi
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